sábado, 5 de octubre de 2013

Una mujer


Reconozco el camino
las mismas hojas sedientas galopan su abandono.
Una serpiente se descubre, muta de piel
repta sobre promesas entre la sombra de su cuerpo.  Las balas
impactan el último beso entre una estación y la ceguera.
Los años mecen el cordón de los días
llevan gotas de nostalgia
ad-portas, al borde de los ojos.

Nunca vi arrodillarse la lluvia
ni  pedir perdón por caer a destiempo.

Toda visión fue perder  frente al milagro
perder el roce que dirime comienzos
acallar desvelos  con golpes esquivos
y vadear el mundo en las entrañas.

Por más que intento  esconder  la sed
ella saciará pasos relegados al vacío.
Es así el destierro
fuego entre líneas ocultas de un mandala
mientras pregonamos una libertad inexistente.

He visto el rótulo de insensatos cercenar al viento.
Los he visto aposentar  bajo el quedo sonido
tras la  aldaba
por miedo a cruzar el espiral de la memoria.

Miles de vientres traen al mundo hombres para la guerra.
Patria de tu vientre, vientres de tu patria
huérfanas de  nombres y presas del asalto cuando el fuego
apuñala sus sexos.
Trofeo del silencio ante una plegaria adversa.
Una mujer
Una mujer niña
Una mujer  joven
Una mujer anciana
Una mujer
sirve la mesa y queda proscrita al círculo.

Algunas rompen el cadáver
se atreven a edificar sobre ruinas
sin más fe que mantener la antorcha
encendida para los ciegos.

De tarde a tarde, un espejo nos ignora,
es cuando la sal abona surcos de esperanza
y reescribo:

   Toda espera
   se cifra,
   se disuelve,
     huye de a poco hasta el olvido


©Anna Francisca Rodas Iglesias (Tuti)©
Colombia

4 comentarios:

Rosario Martín dijo...

" Nunca vi arrodillarse la lluvia
ni pedir perdón por caer a destiempo..."

Mi admirada poeta,con sólo esos versos que señalo hiciste un gran poema.Son tus letras mi alegría de hoy.Un abrazo inmenso querida amiga

Dina Luz Pardo dijo...

Poema que incita a dos y tres lecturas, para impregnarnos de sus versos.

Anna Francisca Rodas Iglesias dijo...

Mi adorable Rosario, no sabés lo que agradezco tu constante acompañar la línea y mi espíritu en la distancia. Gracias de todo corazón por ser tan auténtica, por ser amiga.

Dina, celebro tus huellas en mi espacio y esta amistad que empezamos a tejer a través de la poesía.

Un abrazote inmenso.

Anónimo dijo...

Anna, la leo y el mundo se me mueve. Anna usted, Mujer, es mi poema favorito.

Antonio