miércoles, 27 de abril de 2016
martes, 26 de abril de 2016
Carretera hecha a mano
Carretera hecha a
mano
Jesús María Stapper
Por: Anna Francisca Rodas Iglesias
“Bosteza el imán y
se prepara para atraer los granos de la mazorca
en mitad del camino la merienda calma los
nervios del insomnio.”
Reconozco en Jesús María Stapper,
amigo, autor del poemario, Carretera hecha a mano, a un hombre
íntegro, árbol de madera fina cuya historia es también un camino labrado entre
convicciones de lucha por mantener la libertad de expresarse, y con ella, el
arte en sus venas como principio que no se negocia. Los versos que abren la construcción de este
viaje, me trasladan al canto del nicaragüense Carlos Mejía Godoy: “con el maíz
sembrado desde siempre/ desde antes que ensangrentaran nuestra tierra/ los cuervos,
los piratas/ la cruz/ la espada y el capital […]”, y me digo, hoy es mi momento
para leerle.
La tierra bravía de Norte de Santander, y Cáchira, Municipio donde el
primer llanto del poeta no debió pasar por alto a quienes, un día de febrero de
un año que no figura en los calendarios,
supieron de su nacimiento. Es él,
quien hoy, nos adentra en la lectura de este subyugante viaje donde cada
poema encierra el universo en dos líneas, bien, como alusión al devenir de
transeúntes sobre un camino con destinos contrarios.
Observancia y reflexión, dos elementos que caracterizan esta obra; dice
Jesús María: “El hombre vil cerca con
púas de acero y cicuta al universo/ vuelan ilusos los sueños y la humanidad ahí donde empezó.” Este mundo y su letargo no le son
indiferentes, no podrían serlo, porque si de reconocer la huella de este
escritor se trata, hay toda una generación marcada por hechos relevantes que
forjaron su espíritu y visión ante los movimientos sociales de luchas y
búsquedas en pro de rescatar los derechos humanos -tan pisoteados- en Colombia
por fuerzas del estado en momentos que el país seguía desangrándose con la
anuencia de gobernantes corruptos, y el continuo fracaso de negociaciones que
generaban más violencia (los años 80’s del siglo XX). Quizá por ello, Jesús María decide no sumar
al grueso de indiferentes haciendo de la palabra y la pintura, su mejor
bandera. Toma la imagen, la hace suya,
devela con ella secretos como hiciera un vigía del tiempo en cuyo tránsito no
hay cabida al miedo pero sí, al asombro.
Stapper, el proponente de ideas hacia un clima de paz, el que sueña con
la fundación a partir de su creación de
un “Nuevo Surrealismo Siglo XXI”. “La atarraya extendida como una mariposa
sobre el desierto/ los peces equivocados de lugar en la red con viaje al
exterior.” Así, en cada página podemos acariciar imágenes profundas, bien
de la nostalgia, bien de elementos que no escapan a la sensible mirada del
artista que percibe y condensa una historia como si de un rayo y los eternos
segundos que preceden al trueno se tratase.
Salto páginas, vuelvo a cada poema, percibo el llamado a detener y
degustar. No es un libro que, por el
estilo que presenta deba ser leído a la ligera, al contrario, se hace necesario
decantar cada poema y sus sonidos para
que no escape el mundo como lector (a) a su poder de síntesis.
Emprender el viaje al paisaje lúcido que se desdobla ante la mirada y
nos hace partícipes del universo; Hermann Hesse dijo algo muy valioso y que
cabe hoy en esta reflexión al libro que se me revela: “He sido un hombre que busca y aún lo sigo siendo, pero ya no busco en
las estrellas y en los libros, sino en las enseñanzas de mi sangre.” Traspasándonos, es claro, como confirmación de la memoria al campo
sensible donde todo es digno de entablar diálogo a su propio entorno. “Recostada la rueda habla con una carretera
de su historia/ la vía llora y sangra y culpa de sus heridas a la montaña.”
No hay ápice de trivialidad en el entretejido de los objetos como testigos
mudos de quien ha utilizado al hombre para recuperar su hazaña, y a la vez, su
derrota.
“Carretera hecha a mano”, el título del
libro hace honor a lo que un poeta es en esencia: constructor o reconstructor
de historias del infinito paisaje que no pasan indiferentes al filtro de su
mirada. La memoria en este libro no se resigna a ignorar, y el poeta Jesús
María Stapper nos hace cómplices intrínsecos en el rescate de lo que a muchos,
es invisible. “El señor de mármol tiene
el frío incrustado en la conciencia/ el corazón petrificado respira por medio
de una vieja herida.” Imagen de expectante activo en cuya mirada hay sitio
para redimensionar al hombre consciente tras su desgastado mundo.
Este poemario se respira con impecable cuidado, de corte visual, es una
invocación para alejarnos del ruido, para sentir y palpar la vida tan
deshumanizada en nuestro tiempo.
Reivindica presencia de seres, de la naturaleza, de objetos cuya
estancia, en gran medida terminan como estorbos para otra parte de la sociedad
de consumo que otrora fueron útiles.
Poco o nada escapa al recorrido intenso del viaje cuando se abren sus
páginas y nos hallamos ante un libro digno del hombre que traspasa con devoción
de caminante en su huida a los ruidos y fórmulas dulzonas para situarnos sin artificios
en el inevitable devenir de existirnos y sobrevivir, en otras formas,
estoicamente a la nostalgia.
Qué grato tener un libro como ruta hacia el asombro de la existencia, de
la mano de un valioso poeta, artista plástico, escritor, periodista y soñador
de nuestro tiempo. Jesús María Stapper
acierta, una vez más, la vida.
Cada poema conciso, memorable. Y, como dijo
Jorge Luis Borges, “Ojalá seas el lector que este libro aguardaba.” Yo lo fui.
“La avenida en dilema por un andén de luz y
otro de sombra
la vida descansa
en las bermas al saber que todo es tránsito.”
Anna Francisca
Rodas Iglesias
Medellín,
Colombia, Sudamérica, Abril 25 de 2016
Poeta
- escritora
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