Inclino la salvedad en zapatillas rojas
como pálpito extraño
encuentro señales adheridas
será esta nota cansada,
o la boca asesina de peces cautivos a octubre
predestinados
Una gota alimenta el asfalto.
Nadie ejecuta al silencio en lo que vale.
Desayuno la praxis cotidiana en paredes desnudas
el carrusel, espera –indefenso –
su claustro de epítetos.
Quién desata lo innombrable
bajo el liquen que resguarda las miradas
… Quién ha de comprender el sabor que intimida
si yo: piedra
si tú: árbol
Anna Francisca Rodas Iglesias
(Tuti)
21/10/2010
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