Invita el puente a cruzarnos
a desentrañar ecos de un misógino amanecido
que ahoga tras el telón la existencia.
Escucho del absurdo, secretos en mesas roídas
que roban penumbras a diario y
como gatos, pisan el silencio.
No hay válvulas de escape
más que librarnos de nosotros
de nosotros
persuadidos de ahuyentar la cobardía cotidiana en las copas
para regar un jardín japonés ya marchito que nos subvierte.
Este olvido vano, anfitriona
interroga
se cuela en la letra de la canción de turno,
prohíbe los labios.
Todo se reduce a lo escrito en servilletas
que diluirán angustiados bolsillos
por tantos secretos…
Anna Francisca Rodas Iglesias
(Tuti)
15/04/2011
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