viernes, 14 de febrero de 2014

A Jesse Cook





 
A Jesse Cook

Infinita la gota que reconoce tu nombre.

En la hora de todas las horas, salto al vacío
Me suspendes la vida,
y la vida, son tus manos acariciando la nostalgia.

Es invierno, guitarra de lluvia entre voces con prisa.

Mi ciudad tan tuya, desciende.
Se quiebra el silencio.
Aún quedamos… aún.

Traes los minutos del alba
la unción que esconden las piedras,
el silabario, las raíces, el mar,
la medusa solitaria y el secreto…

Traes
el dulce dolor que guarda la desnudez de la noche
para sellar el abandono.

Regrésame a casa

se hace necesario tenderme en la hierba
como náufraga cuyo corazón de pájaro
no retornará  jamás

           Anna Francisca Rodas Iglesias - Tuti©



1 comentario:

Anónimo dijo...

Quién fuera Jesse para merecer uno, aunque fuese uno solo de sus versos.

L.Q.

G.