lunes, 22 de febrero de 2016

Todo está escrito en mí




Yo reconozco los signos del desierto,
el dolor de estar sola bajo otra lengua
en una ciudad inexistente.

Yo me reconozco
como profecía escrita a fuerza en la sangre
y amo las palabras que se conjugan (sin saberlo).

Todo está escrito en mí:
mi naufragio,
mi herida,
el ramo de besos que he negado
y la palabra –Nunca-.

Hoy tengo frío
y guardo la voz como limosna de nadie
a otra boca sedienta,
y leo libros que no acaban nunca de escribirse
en una ciudad triste donde no me hallo.

Noviembre
transcurre
mientras, recobro el destino de mi idioma
y el derecho a estar tristes
para abrazarnos...



Anna Francisca Rodas Iglesias©

 

1 comentario:

Recomenzar dijo...

que bello e intenso escribes